Clásicas y Bravas, Bultaco y Montesa juntas por la Costa Brava

Somos un par de colegas amantes de las motos clásicas españolas de la época de nuestros padres. Esta pasión nos la inculcaron ellos desde el mismo momento que comenzamos a tener fuerza para ponernos en pie. Empezamos con pósters en la habitación, alguna moto en miniatura y ahora que ya empezamos a acumular años, hemos hecho crecer esa pasión con nuestras primeras motos. Una Bultaco Mercurio y una Montesa Impala I.

Nuestras motos nos suelen acompañar en los domingos de cañas por las terrazas de Barcelona. Y así es como se nos ocurrió la idea de montar una salida de fin de semana con nuestras monturas por una de las mejores costas del mundo. La Costa Brava.

La ruta que elegimos fue la siguiente:

ETAPA 1: Sábado mañana: Cadaqués – Peratallada

ETAPA 2: Sábado tarde: Peratallada – Llafranc

ETAPA 3: Domingo mañana: Llafranc – S’Agaro

ETAPA 4: Domingo tarde: S’Agaro – Tossa de Mar

 

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Nuestra pequeña rutilla empezaba un viernes con la inestimable ayuda de mi padre que muy amablemente (a cambio de que le invitáramos a cenar en Cadaqués) nos cargo las motos al remolque desde Barcelona dirección a la preciosa localidad de Cadaqués. Donde llegamos sobre las 22.00h, para una buena cena y alojamiento en el amable Hotel Can Pepín.

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Muy por la mañana, y después de un desayuno por el pueblo, salíamos de Cadaqués en dirección a la divertidísima carreterita de curvas que enlaza con la localidad de Rosas. Qué bien nos lo pasamos!

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Hicimos una pasada por el conocido restaurante “ElBulli” en la cala Montjoi plantando las motos en la arena.

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Seguimos la ruta por los principales pueblos de la bahía de Rosas, Empuriabrava, Torroella, y muchos otros, hasta llegar a Peratallada. Un pequeño pueblo medieval que se conserva precioso, donde habíamos planificado la primera comida después de unos rápidos 100 km de moto durante toda la mañana, que nos dejaron entre cansados y vibrando!

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La comida, que hubiésemos alargado hasta la hora de cenar, se acabó con las ganas de llegar a Llafranc. Nos esperábamos unos cuantos amigos que muy amablemente prepararon una divertida noche y nos dejaron dormir las motos en un buen garaje mientras nosotros hacíamos lo mismo (pero a horas diferentes) en una cama del hostal la barraca.

También era en esta etapa, mientras cruzábamos desde Pals por el Cap de Begur hasta AiguaBlava, cuando tuvimos la primera y única avería mecánica. El cable de embrague de la mercurio se partió.

Como somos un poco inconscientes (o confiados con el estado de nuestras motos), no llevábamos una mísera herramienta. Error grave. Así que después de hacer unos cuantos km sin embrague, pasando alguna rotonda a lo “kamikaze” para no cambiar de marcha, llegamos al final de etapa en Llafranc, donde reparamos el cable en el mismo paseo.

Día siguiente. Domingo. Nos levantamos realmente cansados. Culpa de nuestros amigos. Y salíamos de Llafranc a eso de las 10.00 de la mañana desde el restaurante en el que habíamos cenado la noche anterior, en dirección a S’Agaro.

La ruta más tranquila sin duda, un paseo por los pueblos costeros, donde después de saludar a nuestros amigos forestales en la playa del Castell y darnos un baño en la Fosca, llegamos a Palamós. Ahí nos encontramos una pequeña salida de Vespas que nos acompañaron algún km hacía Playa de Aro, para finalizar nuestra tercera etapa con una buenísima paella y alguna cerveza en el paseo marítimo de S’Agaró.

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Fin de la comida, y comienzo de la última y mejor etapa hasta Tossa.

Las motos funcionaban de maravilla, hacía un día inmejorable y nos quedaban los últimos 40 km hasta llegar a casa.

Seguimos la ruta hasta llegar a Sant Feliu de Guíxols, donde desde Sant Elm pudimos admirar la etapa reina de la ruta. Estoy seguro que los amantes de las motos conocéis bien el tramo de 22 km de curvas de Sant Feliu a Tossa de Mar con 365 curvas y unas vistas brutales. Desde ahí veíamos ya Tossa!

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En este último tramo paramos varias veces en las calitas que nos permitían llegar hasta la orilla del mar.

A destacar la paradita en Rosa Mar, dónde para mí está uno de los restaurantes más bonitos de la costa brava. Y, pese a la sorpresa de los que allí aún comían nos atrevimos a bajar las motos por un pequeño caminito hasta el agua. Tengo que decir por eso, que con estas dos motos casi te lo permiten todo. Ni una queja. No me quiero imaginar cómo hubiese sido bajar hasta ahí abajo con una moto con intermitentes.

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Y cómo no, la parada en el mirador de la mejor calita que hay. Sa Futadera. Una calita encarada a levante, totalmente virgen, sin balizar y súper protegida de los vientos del sur, que es una verdadera maravilla.

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Últimas curvas y (sin decir por fin) llegada a Tossa de Mar, donde después de un bañito de rigor en una de sus playas, cargamos las motos en el remolque y otra vez a Barcelona.

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Aquí acaba el pequeño resumen de la ruta.

Agradecemos tanto a mi padre Carlos, que nos llevo de costa a costa; como a los amigos Victor, Kike, Guille, Albert, Tatiana y Ali, que nos cuidaron por el camino; a la familia Cuscó que muy amablemente dejó que las motos pasaran la noche en su casa y a los anónimos que nos ayudaron con el maldito embrague, ya que sin ellos no hubiésemos podido ni acabar ni comenzar, la que seguro será una salida en moto que repetiremos cada año.

Claudio Fernández y Alex Viladomiu

 

2 comentarios sobre «Clásicas y Bravas, Bultaco y Montesa juntas por la Costa Brava»

  1. Muy guapa la ruta y los paisajes, me identifico con vosotros, tengo un amigo que tiene una Mercurio y otro una Impala,tambien hacemos alguna salida por Asturias, aunque no salimos tanto como quisiéramos,el día que toca lo pasamos muy bién.

  2. Enhorabuena, lo que habeis hecho es algo que llevamos diciendo que hay que hacer desde hace mucho.
    En Madrid somos unos cuantos de cada bando (aunque la realidad es que casi todos tienen de las dos) y siempre que nos juntamos surje la rivalidad y siempre acabamos proponiendo hacer alguna vez una reunion de «hermandad».. que lamentablemente nunca hacemos.
    Suerte y contarnos las proximas que hagais.
    saludos

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