Ni es de motos, ni se le entiende lo que dice… ni falta que hace.

Y si al final estamos equivocados, y si el secreto no pasa por grandes gestas, lineas de producción inmensas, grandes soluciones macro-economicas… y si al final solo es eso, hacer cosas después de tomar una taza de café por la mañana y si al final la felicidad está en la pausada y cotidiana rutina diaria.

Los primeros segundos están en negro…, pero en seguida arranca…