Ha fallecido Ardilatxa, manetero de los primeros.

Imagen5192Hay personas que no están estando, y hay personas que están aunque no estén, y ese era un arte que Ardi dominaba a la perfección. Para quienes no le hayáis conocido, era esa persona entusiasta que tanta falta nos hace a los demás, esa persona que nos acogía y se preocupaba para que estuviésemos bien; era quien disfrutaba de las cosas que veía y sentía y que se desvivía por organizar reuniones y paseos en que juntarnos todos, consiguiendo que cada vez fuésemos más quienes hemos tenido el privilegio de disfrutar de su compañía por la Sierra de Madrid durante un tiempo que ya siempre nos parecerá demasiado breve.

Sé que el próximo día que saque mi moto y vuelva a recorrer los caminos por los que estuvimos juntos pararé, como tantas otras veces, en una rotonda a esperar que aparezca en su Impala, porque Ardi tenía la costumbre de circular despacio y perderse, y yo creo que lo hacía para que echásemos unas risas cuando aparecía con esa cara de satisfacción y ese sentido del humor tan suyo. Pero esta vez no vendrá, porque ha ido a montar a ese lugar donde no hay más límites que el infinito, y seguro que si me viese allí parado con mi Honda, me diría que no perdiese el tiempo y saliese a disfrutar de ella, porque a él la vida yo creo que a veces le sabía a poco, de lo que la exprimía.

Seguiremos saliendo los sábados a nuestra cita con el Reportero, seguiremos asistiendo a las Custodiadas y demás, y sé que por más tiempo que pase, yo tendré una mirada hacia atrás en las carreteras de la Sierra, hasta que finalmente vuelva a verle aparecer y su sonrisa me llene, nos llene, de nuevo.

Gracias por todo, amigo. Nos vemos en la carretera.